¿De verdad le duele a Peña Nieto la pobreza de los mexicanos?

Peña Nieto acaba de afirmar que “lo que más le duele es ver la pobreza en que viven tantos millones de mexicanos”.

¿Usted le cree?

Creer en la sinceridad de un dicho semejante, en labios del candidato a la Presidencia de la República por el PRI, requiere más que ingenuidad. Y no debemos estar abiertos ingenuamente a aceptar como moneda auténtica las moneditas que por estos días se nos quieren obsequiar como si tuvieran la calidad de las viejas monedas de a peso con ley de 0.720, cuando pueden ser de vil cobre plateado en un baño de mercurio.

Para dar por buenos dichos semejantes, necesitamos, al menos:

-          No estar crudos de la borrachera de ayer.

-          Acordarnos muy bien de lo que gente así, dijo e hizo durante largos años de nuestra historia.

-          No haber vendido el alma al interés por la dádiva o el hueso.

-          Ser libres de decir lo que pensamos.

-          Estimarnos a nosotros mismos lo suficiente para liberar nuestra indignación porque quieran vernos la cara de idiotas útiles para aplaudir a quienes buscan uncirnos al yugo de la esclavitud.

¿Merece Peña Nieto que creamos sus dichos de campaña, después de las misteriosas sombras en que dejó la muerte de su esposa, la liberación de cargos al tío Montiel, la muerte de la niña Lissette, el homicidio de Enrique Salinas, los regalos de Notarías a amigos que ahora dan fe de que cumplió en su gobierno lo prometido y los desbordados gastos que lleva hechos en su campaña?