jueves, 24 de mayo de 2012

Pasos en la azotea


¿Qué temores oculta Peña Nieto detrás de su declaración de que “No reinstaurará al viejo PRI”, de aceptar públicamente los votos que le ofrece el renegado Manuel Espino y de verse exhibido como dudoso simple viajero -¿negociador del narco o apenas “burro” de droga o de dinero?- en los excesivos (167) vuelos de ida y vuelta entre México, Miami y anexas, nada más en los dos años anteriores a su candidatura? ¿Es de verdad señor absoluto del PRI, para sentirse a salvo de exclusiones y atentados? ¿Teme perder las elecciones  o algo más importante?
Desde el principio de su campaña se oía truenos lejanos y se veía nubes de tempestad. Desatendiendo negros augurios, sus patrocinadores hicieron muy malos cálculos y están resultando pésimos profetas. No basta montar a todo lujo una telenovela y meterla por los ojos a los mexicanos. El supuesto de los productores amenaza ser falso: los mexicanos –los viejos y los jóvenes,  las mujeres y los hombres- no son los tontos que la gran comisión de dinosaurios ha venido pensando.
Al tiempo. Unas cuantas semanas.

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