Es del dominio público que Andrés Manuel López Obrador ejerce una fascinación cuasi animal sobre una gran parte del pueblo sencillo para atraerlo con sus encendidas peroratas, secundadas por "intelectuales" y convenencieros manipuladores de masas. También lo es que para muchos otros ciudadanos el hombre habla muy mal el Español y es un insoportable orador, carente de los conocimientos que debió adquirir durante sus años de estudio, que fueron muchos y sembrados de numerosísimos fracasos escolares. Puestos en fila los candidatos a la Presidencia de la República, en calidad de cultura y respetabilidad intelectual, le corresponde el triste último lugar.
Torpemente, el famoso Peje ha declarado en público que ha venido manteniéndose con la "pensión" que le ha pasado cada mes la "Asociación Honestidad Valiente". Pero se sabe que la tal asociación no está registrada ni tiene historia legalmente auditable. Además, se dice que el honesto personaje no ha pagado impuestos por tales ingresos. Tal vez "piensa", hasta donde es capaz de pensar, que tiene privilegio celestial de mesías; aunque los creyentes en el Mesías dicen que éste enseñó que hay que "dar a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
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